El reportaje de boda ha evolucionado
poco. Desde las primeras fotos que se hacían en estudio una o máximo
dos o tres. Los novios posando y reflejando el histórico día. Luego
sobre los años 60 ó 70 del pasado siglo se empezó a recoger una
crónica fotográfica del día de la boda. De ahí no hemos pasado.
No me vale que me digan que ahora los fotógrafos de boda somos
“foto-periodistas” no os canséis. Una boda solo se ha abordado
desde el punto de vista de perseguir a la pareja y los invitados
durante doce horas. Improvisando y con, a veces, luz poco amable. Eso
es un reto ¿No? Y las fotos salen estupendas.
Como no, somos profesionales, que
menos. Pero permitidme que fantasee un poco y os diga como sería mi
reportaje ideal. Sin dejar de plasmar el día de la boda, yo añadiría
una sesión larga tranquilamente y controlada por el fotógrafo. En
estudio o exteriores o ambas combinadas. Probablemente eso se haya
hecho ya. Pero para celebridades o gente que quiere de verdad un
recuerdo de calidad. No me refiero a la pre-boda o postboda. La
primera es una sesión informal y la segunda suele ser el día
después de la boda y los rostros de la pareja suelen reflejar lo que
ha sido una noche casi en blanco.
La razón de este desvarío
transitorio de un fotógrafo de hacer una sesión aparte del día de
la boda en condiciones no es tan descabellado. ¿Que se hace con las
comuniones? Pues nadie protesta. Y si el día de la comunión es
importante para los niños ¿Lo es menos una boda? Además el día de
la boda tienes que estar pendiente (no solo el fotógrafo sino la
pareja) de horarios de Iglesia, Juzgados, u otros recintos
religiosos. De la disponibilidad de un parque o un paraje adecuado
para las fotos y hacerlas en veinte minutos que llegas tarde al
cóctel. Luego los restaurantes, unos menús deliciosos, pero ningún
sitio en algunos de ellos donde sacar fotos de calidad o con fondos o
marcos buenos.
Los invitados. A veces dan juego en
los reportajes. Pero otras veces entorpecen o no colaboran lo
suficiente. Y esas maratonianas jornadas de más de doce horas de los
fotógrafos con todo el equipo siguiendo a la pareja como si todas
las noticias de la boda tuviéramos que plasmarlas a la vez. Es
nuestro trabajo y es lo que hay. Todo lo que digo de hacer un
reportaje adicional costaría más dinero. Y yo pregunto ¿Por qué
recordáis el día de vuestra boda los que ya estéis casados? Solo
hay una respuesta doble: Por las fotos y vídeos. Ni el menú, ni la
ceremonia, ni las risas estarían en vuestra memoria si no hubiera un
testimonio gráfico del mismo. Y no se escatima dinero ni en vestidos
y trajes, ni en que el menú sea del gusto de los invitados. Ni en
viajar a Dubai en viaje de novios. Y sin embargo el recuerdo lo dan
las fotos y los vídeos. Se escatima a veces en lo más importante y
eso no se puede solucionar después.
Y ya poniendo a volar la imaginación
se me ocurre que podían hacerse un relato del día de la boda desde
el primer momento de arreglarse la pareja hasta que todos se despiden
de la fiesta. Eso tendría que hacerlo un escritor... que también
habría que pagar.
Podría hacerse también un reportaje
de vídeo con lo que digo. Pero no a la vez que las fotos, que
bastante nos entorpecemos los fotógrafos y videógrafos mutuamente
en los actuales. Soñar, crear, imaginar. Es la labor de quien se
dedica a cosas creativas. Tenemos más medios, pero se debería
evolucionar.
JUAN GREGORIO GARCÍA ALHAMBRA
FOTÓGRAFO DE FOTO DIGITALHAMBRA
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