05 enero 2018

Nuevo Año, Nuevo rumbo

Hace ya tiempo que no aparezco por el blog. Creo que tengo que hacer entradas más frecuentemente. Pero por tema de tiempo por ahora no me es posible. Aunque todo es ponerse. Hoy voy a hacer una entrada especial de fotografía analógica. Algo que ya poca gente practica, pero que ha experimentado algo de alza de demanda. Por el hartazgo de procesos automáticos, informatizados y por el exceso de edición que presenta la fotografía digital. No, no me he pasado completamente a la película. Es un entretenimiento que da sus satisfacciones. El digital está aquí para quedarse, y puede que no deje de sorprendernos en un futuro inmediato con nuevas formas de hacer y entender la fotografía. Pero eso de cargar un carrete. Hacer las fotos "a ciegas" y tener que esperar varias semanas a ver los resultados tiene su áquel. Hay alguna gente joven que intenta adentrarse en esto de la fotografía química. Por curiosidad o por verdadero interés. Pero no cuajan por que cuando les dices que no ven los resultados inmediatamente, que tienen que esperar, que necesitan una habitación (provisional o permanente) y comprar probetas, tanques de revelado una ampliadora, etc. Y sobre todo que el material es difícil de conseguir y tiene su coste, se desaniman. Aparte de que por ejemplo, para positivar, se puede llegar a utilizar más material del que luego es efectivo. La buena noticia es que en el mercado hay muchas cámaras a un precio asequible y con ópticas (objetivos) de calidad con prestaciones buenas. A nivel profesional es casi descabellado dedicarse a la película únicamente. Hay quien lo hace pero es un mercado residual. La magia de ir viendo aparecer poco a poco la imagen latente en un positivo es de las mejores sensaciones que he tenido nunca. Bueno paso a poner algunas imágenes que he hecho estos años pasados en carrete blanco y negro. 















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