Estos días de mucho calor, de poca visita de clientes, estoy aprovechando para seguir formándome no solo como fotógrafo, sino en otras vertientes de la vida. Es como estar de vacaciones pero con el establecimiento abierto. Los fines de semana doy algún paseo, ya sea por placer o para fotografiar. O juntando las dos cosas. Durante la semana también paseo. Es momento de reflexiones, de planificar un futuro incierto más que nunca. De calcular cosas que pueden saltar por los aires en un momento determinado. De calibrar los gastos, de esperar ingresos. De confiar en no sé muy bien quien para que todo coja un rumbo más sosegado. Me da a mi que esto no tiene una solución unívoca. Y me raya mucho eso de decir "esto ha venido aquí para quedarse" Es una resignación determinista que no me encaja. Como eso de "esto siempre se ha hecho así". Deberíamos examinar nuestras conductas anteriores y posteriores a esta pandemia, actuar en consecuencia y tratar de no caer en los mismos errores. Pero el ser humano es torpe, tropieza cien veces en el mismo obstáculo y crea nuevos obstáculos prescindibles para que los demás sigan tropezando. Debemos pensar en una economía circular. Los recursos están más que sobreexplotados. Aprovechar este parón para empezar de nuevo de verdad. Ni normalidad ni nueva ni nada. Empezar a construir un futuro. Quizá incómodo para nosotros. Pero para quienes nos sucedan en este mundo mucho mejor y más sostenible. Hemos aplaudido a los sanitarios, pero esperábamos con verdadera ansia que volviera el fútbol y otras cosas prescindibles o poco importantes. Me gustaría que ficharan a científicos y estudiosos de la naturaleza y la salud por esas cifras mareantes que cobran los deportistas de élite... o los tronistas. Tarde de verano. Calor. Vida en "Standby". Como decía el sabio a lo mejor "El camino que seguimos es el que merecemos" Imágenes para el disfrute, para la fototerapia, para ver a través de mis ojos
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